PERO EL MAYOR DE TODOS LOS DONES ES EL AMOR



De este modo se expresó el apóstol Pablo acerca del amor, escribiendo a los hermanos de Corinto, en su primera carta.
Para ese entonces, había una iglesia establecida en la ciudad griega, pero algunas disensiones se estaban manifestados, las que afectaban la unidad de la iglesia local y suscitaban grupos que pretendían, cada uno, tener la razón.
Creo que a todos nos hace falta repasar estas palabras inspiradas y meditar en ellas.

1Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe. 2Y si tuviera profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe, de tal manera que trasladara los montes, y no tengo amor, nada soy. 3Y si repartiera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
4 El amor es sufrido, es benigno;
el amor no tiene envidia;
el amor no es jactancioso, no se envanece,
5 no hace nada indebido, no busca lo suyo,
no se irrita, no guarda rencor;
6 no se goza de la injusticia,
sino que se goza de la verdad.
7 Todo lo sufre, todo lo cree,
todo lo espera, todo lo soporta.
8El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, cesarán las lenguas y el conocimiento se acabará. 9En parte conocemos y en parte profetizamos; 10pero cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. 11Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; pero cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. 12Ahora vemos por espejo, oscuramente; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré como fui conocido. 13Ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.


En esencia, si no hacemos las cosas con amor y por amor, de poco o nada nos valdrá el hacerlas. A veces se puede hacer muchísimo daño si no se tiene un punto de vista correcto de las cosas. A menudo es necesario meditar las respuestas para no herir a los demás. Y no se trata de que los demás sean demasiado susceptibles. Se trata de hacer las cosas con amor y por amor.
En Afirmación nadie está de más. Nadie sobra. Pero tampoco Afirmación es propiedad de alguien en particular. Afirmación nos pertenece a todos. Es nuestra. Y es nuestra oportunidad de crecer, de desarrollarnos, de ser también parte del Plan de Nuestro Padre Celestial por medio de lo que hacemos y dejamos de hacer.
Todos, o la mayoría, nos identificamos al menos con algunos de los principios del mormonismo. Y Afirmación se identifica con la esencia del mormonismo. Es cierto que algunos de nosotros ya no participamos tan activamente en la Iglesia, otros de nosotros simplemente estamos inactivos, y otros más de nosotros estamos absolutamente activos.
Algunos de nosotros, sin embargo, hemos desarrollado un espíritu de autosuficiencia que es peligroso no solo para los demás, sino para nosotros mismos. Y es sobre ese tema que debemos trabajar, teniendo en la mente y en el corazón las palabras antes citadas del apóstol Pablo a los corintios.
Si hacemos las cosas con amor y por amor, estaremos pensando en nuestros hermanos y hermanas, y estaremos haciendo las cosas de manera que avancemos pero que no seamos piedra de tropiezo para otros ya sea por una palabra dicha a la ligera o por una palabra que faltó o que sobró.
Las palabras que escribimos son caracteres que no llevan ni transmiten la intensidad ni la emocionalidad ni el sentido que les damos. Por eso es necesario ser tan cuidadosos al escribir. La intencionalidad, la intensidad, la emocionalidad, el sentido, la intensidad, el énfasis, corren por parte del lector.
Si todos ponemos de nuestra parte, entonces todos podemos beneficiarnos de nuestra asociación y continuaremos edificándonos y creciendo. Y el Espíritu estará con nosotros, porque estaremos reflejando las cualidades y los dones que Dios nos ha dado.
Recordemos siempre que todo nuestro accionar debe estar dirigido a edificar a los hermanos y hermanas, a ayudarnos todos, mutuamente, a caminar por esta senda que nos ha correspondido. Y mientras menos causas de tropiezo encontremos o creemos, mejor será para todos.
Afirmación es una estación en el camino de nuestro peregrinar hacia nuestra propia tierra de recogimiento que nos está preparada desde antes de la fundación del mundo. Seamos dignos hijas e hijos de nuestro Padre Celestial, y caminemos demostrando amor, la cualidad divina del amor, porque Dios es amor, y el amor de Dios es incondicional.

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